Su nombre era Diospyros, que proviene del griego (Dios = divino y Pyros = fruto), lo que hace alusión a lo sabrosos que son los frutos de algunas especies.
La denominación de caqui, procede de Kaki, que es el nombre japones de este fruto.
En algunas comarcas se les conoce como “palo de santo”, ya que suelen madurar por la festividad de “Todos los Santos” en noviembre.
Se trata de una fruta dulce, fácil de comer; con un alto contenido en agua lo que la hace ideal para purificar y renovar el cuerpo.
En situaciones de estreñimiento (pectina y mucílagos retienen agua, aumentando el volumen de las heces facilitando su evacuación), para conseguir tal efecto se debe consumir el caqui en su punto de sazón ya que en tal estado de madurez ejerce su efecto laxante, al haber disminuido su contenido en taninos.
Destaca por su contenido en beta caroteno o provitamina A, que se transforma en vitamina A conforme el organismo lo necesita, y esta vitamina es esencial para el buen estado de los huesos, piel, cabello, mucosas, así como para un correcto funcionamiento del sistema inmunológico.
También el caqui es fuente de vitamina C, la cual interviene en la formación de los huesos, dientes, colágeno, glóbulos rojos, favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones.
Presentan también un buen aporte de vitamina B1 y B2, las cuales favorecen un correcto funcionamiento del sistema nervioso.
El potasio, es necesario para la transmisión del impulso nervioso y para una actividad muscular normal, implicado en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. Su contenido en potasio y bajo aporte de sodio, hace del caqui una fruta muy recomendada para las personas que sufren de hipertensión arterial y afecciones cardiovasculares.
Comer frutas de temporada con todas sus propiedades beneficia tu salud!